
En 1999 el cine del nuevo siglo estaba a punto de dar el pistoletazo de salida. Un nuevo tipo de cine, heredero de la ciencia ficción distópica, estaba filtrándose en las cabezas de la gente. Ese año, el último antes del nuevo milenio, volveríamos a los cuestionamientos más ancestrales de la existencia y la realidad gracias al cine. The Matrix (Lana y Lilly Wachowski) llegó a las salas con el héroe, su destino como única opción a la salvación de la maltratada raza humana y el pensamiento filosófico de base. No fue la única que cuestionaba la verdad de nuestra realidad mundana, de la percepción material de nuestro mundo, un año antes Peter Weir lo había hecho con El Show de Truman, y la vida manipulada desde la cuna por la televisión y su telerrealidad.
Qué era verdad y mentira se entrelazaba en un filme único. Por su parte, en 1997, Andrew Niccol trataba los temores de la ingeniera genética en la insuperable Gattaca. La ciencia ficción nos hacía reflexionar, cuestionarnos el futuro como una posible realidad no tan lejana y tan plausible que asustaba.
Matrix lo fue todo, no solo por su espectacular recaudación, 456 millones de dólares en todo el mundo, ni siquiera por sus cuatro Oscars, ganándole el Premio a los Mejores Efectos Especiales a la esperada Star Wars: Episodio I- La amenaza fantasma (George Lucas, 1999). Lo fue todo por el impacto que produjo en el público, que volvía a enfrentarse a disquisiciones existencialistas, y porque se tomaba al espectador de ciencia ficción como alguien adulto e inteligente. Matrix pasaba a convertirse en un icono pop: sus efectos especiales, harto copiados por otras producciones, su estilo narrativo deudor del anime, sus gabardinas de cueros, su imagen noir…

“El nivel que puedes alcanzar con los cómics es fantástico, puedes congelar un momento, y hacer que una imagen aparezca sostenida”
Lana Wachowski
Matrix extrae parte de sus ideas de la filosofía, la ciencia ficción, la religión, la mitología, es una amalgama de referencias. Un rompecabezas bien colocado. Lana Wachowski, una de las dos directoras del filme, explicaba en una entrevista de dónde surgió la idea. “El difícil preguntar de dónde vienen las ideas. Nadie lo sabe. Un amigo nos pidió un concepto para un cómic. Nos gustan las películas de Kung-Fu, y la animación japonesa, escritores y directores”. Ambas hermanas abandonaron el instituto para dedicarse a escribir cómics, algo que se aprecia visualmente en Matrix. Trabajaron en una carpintería y mientras seguían escribiendo historias.
Les fue difícil explicar las escenas de acción por su dificultad, por ello recurrieron a un storyboard detallado y con aspecto de cómic. “El nivel que puedes alcanzar con los cómics es fantástico, puedes congelar un momento, y hacer que una imagen aparezca sostenida. En términos de acción, hay cosas para las que es mejor el cómic y otras para las que es mejor el cine. El Kung-Fu en cine es fantástico”, reconocían en el making of del filme.

Parte de la idea de la trama se puede entender en una frase de Lana: “nos gustan los libros de ciencia ficción sobre la naturaleza de la realidad”. Los exteriores de la película se rodaron en Sidney, Australia. Una de las bases sobre las que asienta la película es su explosiva fuerza visual en el apartado de la acción. Luchas cuerpo a cuerpo que nos recordaban al cine japonés. Para ello contaron con Yuen Woo-Ping, coreógrafo de artes marciales y director del clásico El maestro borracho (1979). El entrenamiento en Burbank (California) de Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss y Hugo Weaving fue muy duro, pero sobre todo muy largo, desde octubre de 1997 hasta marzo de 1998, entrenando todos los días. “Queríamos hacer diferentes las escenas de acción”, comenta la directora. “Nos encantan las películas de Hong Kong, con tomas largas y ángulos más amplios. Y también utilizan cables y obtienen movimientos más fluidos. La gente vuela y salta de manera increíble. Es como un ballet, y los actores tienen una gracia sobrenatural. Queríamos utilizar eso en nuestra película”, admite.
“Nos encantan las películas de Hong Kong, con tomas largas y ángulos más amplios”
Lana Wachowski
Como ya he comentado, las referencias son cuantiosas. Desde el libro Alicia en el País de la Maravillas de Lewis Carrol hasta El Mago de Oz. Además de basarse en gran medida en el Mito de la Caverna de Platón: estar encerrados en un mundo sin conocer nada más, sin conocer la verdad y es ahí donde las hermanas Wachowski buscan en Descartes, con su Teoría del genio maligno: un ente superior al humano que lo engaña y que lo hace dudar de todo, de lo real y lo irreal. Las directoras acuden a otro clásico como es la novela 1984 de George Orwell con el número de habitación de Thomas Anderson, Neo, la 101: el lugar donde enviaban a las personas para ser torturadas y para idolatrar al Gran Hermano. Sus directoras trufaron todo el filme de mensajes para ser descubiertos.

Quizás el filme podía haber cambiado un poco, por lo menos en cuanto a la interpretación de Neo, ya que Will Smith estuvo tentado pero prefirió comenzar el rodaje de Wild Wild West (Barry Sonnenfeld, 1999). Lo más recordado de Matrix, aparte del recurso cinematográfico llamado Bullet Time, que servía para ralentizar algunas escenas de acción, por ejemplo cuando disparan a Neo y éste esquiva las balas, son las frases de Morfeo.
Inolvidable ese segundo acto donde Morfeo le ofrece a Neo la pastilla azul y la roja y su explicación, ante la atenta mirada del héroe, de lo que era Matrix. “Matrix nos rodea. Está por todas partes. Incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión. Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad”.
“Matrix nos rodea. Está por todas partes. Incluso ahora, en esta misma habitación”
Morfeo
No podemos olvidar la gran referencia que fue Dark City (Alex Proyas, 1998), para algunos un plagio descarado, y aunque las Wachowski siempre hablaron de sus referencias sin problemas, nunca mencionaron al egipcio entre ellas. Para Matrix se reutilizaron los decorados de Dark City amén de algunos exteriores. Las similitudes son más que evidentes. Por desgracia New Line Cinema no apoyó lo suficiente al filme, que sin duda era y sigue siendo uno de los mejores en su género. Tampoco se oculta el parecido de la nave Nabucodonosor con la Nostromo de Alien: el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).
Otro de los puntos fuertes fue sin duda su banda sonora donde sobresalía Clubbed to Death de Rod D, pero donde también brillaban los ingleses The Prodigy y los americanos The Ministry. Sin olvidar a las dos grandes estrellas del rock del momento, el vilipendiado Marilyn Manson y Rob Zombie.
Hubo dos partes más, algo intrascendentes porque todo lo que tenía que aportar al género, y también, por supuesto, al cine en general, ya lo hizo en la primera entrega. Los estudios presionaron hasta que se realizaron. En 2003 llegaba la continuación, Matrix Reloaded, que era muy esperada por los fans y que no logró satisfacer a casi nadie. Y unos meses más tarde Matrix Revolution, rodadas a la vez. Quizás lo mejor hubiera sido dejar la historia tal y como quedó.
Hace poco se ha hecho público que Lana Wachowski rodará una cuarta parte, dónde intervendrán Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, aunque no se sabe mucho más.