Javier Caro

En 1993 Green Day hizo una gira por España, dentro de su segundo tour europeo con su segundo trabajo, Kerplunk (1991) con el sello independiente Lookout! Records. Mucha gente se quedó enganchada a la rabia de Billie Joe Armstrong y sus secuaces. En aquella gira, mítica para los que pudieron asistir, los californianos llegaron a la península sin salir en MTV, sin alcanzar los primeros puestos de Billboard pero llenando las casas okupas y pequeñas salas donde actuaron.

La última gira antes de dar el pelotazo con Dookie (1994), que acaba de cumplir 30 años, pasó por lugares donde quedó el recuerdo de haber asistido a la última gira donde estos veinteañeros dormirían en sacos de dormir o comerían cualquier cosa. Luego llegaron los hoteles y la fama mundial. Volvamos al pasado antes de hablar de Dookie, y de su importancia en el punk rock de mediados de los 90, una escena de jóvenes en patinete que desde Estados Unidos estaban a punto de hacer una revolución musical.

Unas 150 personas vieron a Green Day el 23 de abril de 1993 en el Ateneu Llibertari La Kanya de Villarreal (a 500 pesetas la entrada, unos 3 euros), también lo hicieron en El Kasal Popular de València y en Zaragoza (Sala Piramys), Madrid (Sala Revolver) y Barcelona (Sala Garatge) Una gira humilde, con bocadillos, cervezas baratas y a poco metros del público. Quizás la gente que asistió a dichos conciertos no era consciente de lo grandes que serían aquellos jóvenes, y seguramente, ellos tampoco.

En 1994 la banda cambió el punk rock comercial para siempre. Nacía Dookie. Green Day fichó por el sello Reprise Records (la compañía creada por Frank Sinatra), subsidiario de Warner; abandonaron cierto sonido maquetero gracias al productor Rob Cavallo, que quizás no era el productor más conocido del mundo, pero merced a éste plástico logró implantar su sonido a una generación de bandas de pop punk de principios de siglo como My Chemical Romance. Por supuesto, el cambio de discográfica, a un sello multinacional, causó bajas entre algunos fans, que los tacharon, oh, sorpresa, de vendidos.

Green Day daban un paso adelante enorme en su carrera, tenían que decidir con éste trabajo si  querían mantenerse en el underground, seguir en las casas okupas o escalar a la radiofórmula. Eligieron lo segundo matizando su sonido, haciendo del punk algo que podía llegar, de forma inocua, a la masa. En este aspecto, Green Day abrió un camino, una oportunidad, y aunque no crearon un sonido nuevo, ahí tenemos, por ejemplo a Ramones, sí lo apuntalaron para el nuevo público.

Sin embargo, los californianos no tenían pudor en sus letras de hablar de cuestiones existenciales, asociadas en muchos casos a la joven edad de sus integrantes, como la identidad personal o la frustración. Eran letras tristes, desesperanzadas, algo que servía como nexo con algunas bandas de aquellos años 90, cercano, narrativamente, al grunge. Cavallo sintió un pinchazo cuando escuchó la maqueta en su coche, sabía que estos jóvenes tenían algo bueno entre manos, la grabación tuvo una duración de tres semanas. La icónica portada fue diseñada por Richie Bucher

Aunque algunas tonadas suenen alegres y hasta divertidas, encerraban dolor. In the End o Pulling Teeth dan buena muestra de ello. Es inolvidable el gran hit de este Dookie, una canción irrepetible en su discografía como Basket Case, en definitiva, la canción que les abrió las puertas. Un tema que trata la ansiedad que sufría Billie Joe antes de que le diagnosticaran desórdenes de pánico. She fue su segundo sencillo, una maravilla que perfectamente podía haber sido el primer single.

Por el 30 aniversario apareció en 2023 una caja con cuatro discos; con el álbum remasterizado, algunas canciones desechadas, caras B y algún tema de sus primeras maquetas. También viene con dos conciertos, uno en el Woodstock 94 y otro el ofrecido por la banda en la Sala Garatge Club de Barcelona el 5 de junio de 1994. En la gira de Dookie los californianos se pasearon por Oviedo, Zaragoza, València (Manises), Madrid, Euskadi y Barcelona.