
Alex de la Iglesia no solo es el padre del nuevo cine fantástico y de acción en España con El día de la Bestia (1995), Perdita Durando (1997) o Las brujas de Zugarramurdi (2013) sino que desde hace algunos años su trabajo en la producción está preñando de buenas películas de género la cartelera nacional.
Sin embargo, los filmes que produce suelen tener presupuestos modestos y poca salida comercial, algo que no tiene que ver con la calidad de los mismos; la originalidad y creatividad desbordan las tramas. Historias que no tendrían cabida en las «grandes» producciones nacionales por su riesgo. Películas con aventuras, terror o fantástico.
Podríamos comenzar el artículo diciendo que el bilbaino dio sus primeros pasos en la producción consigo mismo. Arriesgando lo justo en ese sentido. 800 balas (2002), Crimen ferpecto (2004) y Los Crímenes de Oxford (2008) fueron las películas que el director produjo por primera vez. No hay nada como apostar por su propio talento. Luego vino su serie de televisión, serie que no obtuvo el éxito que se mereció, Plutón B.R.B. Nero (2008-2009), que constó de 26 capítulos repartidos en dos temporadas con una duración de 30 minutos.

Y entonces llegó un filme terrorífico, Musarañas (Juanfer Andrés y Esteban Roel, 2014). La película que esperábamos de Alex, pero que hizo como productor. Un filme rabioso, pasional, donde Macarena Gómez transforma cada escena en la casa donde transcurre la trama, en un clima irrespirable, con olor a sucio, a putrefacto. Un historia de terror trufada de humor negro, donde sobrevuela la alargada sobra del productor en la ópera prima de sus directores.
Alex de la Iglesia tiene fama de duro en sus rodajes, de controlarlo todo. Como productor estuvo encima del rodaje, así lo recordaba para el portal LosInterrogantes. «Tú llegas allí, no tienes ni idea de lo que están rodando, intentas como colaborar de una manera patética y al final, lo único que haces es entorpecer. Entonces me callaba, y me iba».
Aunque no podía reprimir su vena de director, algo que suponemos difícil. «Si que hubo un par de momentos de pérdida de control tipo diva loca, diva de la ópera mayor, me puse un poco Caballé en un par de momentos de yo haría esto, y todos, Alex, es que no viene a cuento…»
Su segundo trabajo como productor fue Los héroes del mal (Zoe Berriartúa, 2015), la ópera prima de su director, que ya lo habíamos visto como actor en películas como, La camisa de la serp (Antoni P. Canet, 1996). Los héroes del mal trataba el acoso escolar de una forma descarnada, donde las víctimas se transforman en verdugos, donde la crudeza sobresale sin dejar espacio a la bondad, y el afán de superación de este tipo de historias.

Otra trama más que solo alguien valiente hubiera producido sin castañearle los dientes. Es 2017 cuando el vasco decide apostar un poco más. Vuelve a dar la oportunidad a una joven promesa en la dirección, Eduardo Casanova. El joven llevaba una larga trayectoria en los cortometrajes, algunos tan transgresores e ingeniosos como Eat my Shit (2015). Pieles (2017), era una crítica a la frivolidad y a la marginación a la que parecen abocadas las personas normales.
Casanova resuelve un filme osado, valiente y extraño, por momentos difícil de digerir. Quizás es el primer trabajo donde la trama se va perdiendo por momentos, y no acaba de cuajar. Estéticamente deslumbrante, pero el guión se desinfla demasiado pronto.
Y llegamos a las dos películas en las que Alex ha apostado con mayor fervor por la fantasía, por ese tipo de cine que en España está algo olvidado. Ese cine que triunfaba en los ochenta, que contaban historias extrañas, con monstruos, magos o seres sobrenaturales. Alex pone sus manos sobre una historia del debutante Paul Urkijo, y su primera película, Errementari: El herrero y el Diablo (2017). una más que notable película de género, de ese terror que hunde sus garras en una historia de la tradición oral vasca.
Entrevista a Paul Urkijo por “Errementari: el herrero y el Diablo”
Este delicioso filme no rehuye de su fascinación por la magia, por los pasajes góticos en la herrería, en el jardín de entrada, con esos cepos que son parte de la acción de la historia. Y por último, ese demonio, Santael, que nos recuerda al Señor de las Tinieblas de Legend (Ridley Scott, 1985). Urkijo comentaba para TVE sobre la trama del filme. «Adapta el cuento de horror gótico Patxi Errementaria, que era mi preferido desde pequeño. Y que cuenta la historia de un herrero que era tan malvado que hasta los demonios lo temían».
Una de las película más sorprendentes de los último años en España, no solo por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta, es En las estrellas (Zoe Berriartúa, 2018). Alex le abría a Zoe la posibilidad de contar una historia de amor al cine desde la fantasía. Un historia de pasión desde la óptica de un romántico del cine. Alex de la Iglesia explicaba en moviementario, «fue el director quién confió en sus productores».
La historia está llena de efectos, de cartón piedra, de fantasía, de amor. «Fuimos capaces de sacar adelante una de las películas más bonitas que he visto en éste año, bonita en el sentido de que busca agradar, que busca contar una historia emocionante acerca de algo que siente muy profundo, que es el amor al cine. Y esa especie de canto elegíaco a un tipo de cine que está desapareciendo», comenta el productor vasco.
Dando un breve repaso a la filmografía como productor del director de La Comunidad (2000), podemos obsevar, no solo su verdadero amor por el cine de género, sino su posición como productor que facilita a directores noveles con visiones diferentes, con ganas de escapar de los parámetros del cine cotidiano, para poder levantar su proyecto. Un productor que apuesta por los nuevos talentos, con ideas frescas y originales. Un cine fantástico y soñador que por desgracia no nos llega desde otras fuentes
5 comentarios sobre “Álex de la Iglesia, un productor diferente”
Comentarios cerrados.