
Los listados de las mejores películas de tal o cual género siempre suscitan debates. En plena vorágine de cine de terror en Sitges, hemos querido conocer las películas favoritas del género de Nacho Ruipérez (36), director de El Desentierro, y Caye Casas, director junto a Albert Pintó de Matar a Dios. Dos directores que han irrumpido e la escena nacional como un torbellino, con dos filmes extraños en la filmografía española, pero que cada día suman más adeptos. Ambos han tenido a bien hablar de sus películas favoritas de terror para nosotros.
El valenciano Nacho Ruipérez (36) se puso a los mandos de un thriller, El desentierro, que no dejaba espacio para el aliento, y fue la película inaugural en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, además de arrasar con seis Premios del Audiovisual Valenciano. Por su parte, Caye Casas y su filme, Matar a Dios, una deliciosa comedia negra con muy mala baba, fue la ganadora del Gran Premio del Público, en la Sección Oficial de largometrajes en el Festival de Sitges. Los hemos puesto en un aprieto al tener que decidirse solo por cinco película que les hayan marcado de una manera u otra. Y como anécdota, han coincidido en una película, algo que la hace más atractiva, si cabe.
Comenzamos por Caye Casas

ALIEN, El octavo pasajero (Ridley Scott, 1979)
Terror en el espacio con un bicharraco indestructible y con la mejor heroína de la historia del cine intentando cargárselo, ¡¡me flipa Alien!!!. No pasa de moda, el casting es inmejorable, la atmósfera, el sonido, todo; después vinieron miles de copias y su saga, pero como Alien el octavo pasajero no hay nada, es mi peli de terror favorita y todavía sigo enamorado de la teniente Ripley.
EL RESPLANDOR (Stanley Kubrick, 1980)
Qué decir del bueno de Stanley, con El Resplandor se cascó otra obra maestra, rodada como los ángeles, con Jack Nicholson en su mejor papel, con ese otro personajazo que es el hotel, una pasada que además me hace sentir identificado como guionista ya que los que escribimos a menudo guiones o libros nos podemos convertir fácilmente en psicópatas que desearíamos matar a todo aquel que nos moleste cuando estamos en pleno proceso de creación, «All work and no play makes Jack a dull boy”».
MISERY (Rob Reiner,1990)
Ejemplo brutal de peli pequeña, interpretaciones prodigiosas, tensión, angustia y que demuestra que muchas veces el “menos es más” funciona. El terror a veces no necesita fantasmas, ni monstruos, ni sustos, necesita una buena historia que te mantenga sentado en la butaca sin pestañear y con la que te puedas sentir identificado, y es que a mí Kathy Bates en Misery me acojona mil veces más que Jason Voorhees.
RAVENOUS (Antonia Bird, 1999)
Creo que es una peli infravalorada, para mí Ravenous es una joya, un auténtico disfrute sangriento y salvaje, con una dirección colosal de Antonia Bird y un elenco de actores que bordan sus personajes, me encanta el personaje de Jeffrey Jones, y pocos tipos me han puesto más nervioso en una peli como el interpretado magistralmente por Robert Carlyle. Si alguien no la ha visto la recomiendo… y luego seguro que les apetece comerse una buena parrillada.
EL DÍA DE LA BESTIA ( Álex de la Iglesia, 1995)
No es terror, es humor negro, pero es uno de mis grandes referentes, una joya con la que Álex de la Iglesia marco a una generación de cineastas, una de las pelis más divertidas que he visto, un cura que tiene que hacer el mal, un heavy de Carabanchel, un presentador te TV de temas esotéricos, ¡¡¡Terele Pávez!!!! Un cóctel castizo y diabólico que con un guión soberbio de Álex y Jorge Guerricaechevarría se convierte en una de las mejores pelis de la historia del cine Español.
Y ahora el turno del valenciano Nacho Ruipérez

EL RESPLANDOR (Stanley Kubrick, 1980)
La primera en la lista no podía ser otra que esta obra maestra del genio de Kubrick, quien adaptó con osadía en 1980 la novela homónima (“The Shining”) del escritor estadounidense Stephen King. Es sabido que King no quedó nada contento con el resultado de la película de Kubrick. Para mí es uno de esos –escasos– casos en los que la peli supera con creces al material literario del que parte. Algo parecido sucedió con la película “Déjame Entrar”, dirigida por el sueco Tomas Alfredson, pero en este caso el escritor de la novela y el guionista de la película son la misma persona, por lo tanto, mérito del mismo cerebro.
LA SEMILLA DEL DIABLO (Roman Polański, 1968)
La volví a ver hace poco y me reafirmé en que se trata de una de las mejores películas de terror psicológico que he visto nunca. Lo que consigue Polański con el tratamiento de las imágenes y, sobre todo, del sonido (algo crucial en una película de horror) es escalofriante. Cada vez que la reviso me acojono sobremanera cuando entran esos acordes de sintetizadores… La película deja incluso espacio al humor negro y, lo mejor, es que su director sale victorioso de esta atípica fusión de géneros, pocos se atreven a hacerlo temiendo quizás un resultado trágico. Es una peli “diez” en todos los sentidos.
VAMPYR (Carl Theodor Dreyer, 1932)
La tuve muy en cuenta a la hora de diseñar el universo visual de mi cortometraje “La Ropavejera”, donde la atmósfera asfixiante en blanco y negro con claroscuros y juegos distorsionados de lentes ayudan a generar una sensación infecta y perturbadora que ataca directamente al subconsciente, algo a lo que deberían optar todas las películas de terror –al menos las buenas películas de terror–: atacar al subconsciente, a los miedos más profundos del ser humano.
AL FINAL DE LA ESCALERA (Peter Medak, 1980)
Un clásico de las películas de niños-fantasma y de conexiones con el más allá, donde una sola palabra (Joseph) y la imagen de una pelota cayendo por las escaleras te puede acompañar en tus peores pesadillas durante toda la vida. Ha inspirado a multitud de directores de Género, gracias al poder sugestivo de sus imágenes y de la puesta en escena. Un buen ejemplo de excelente storytelling y de cómo asustar al público no con golpes de sonido efectistas, sino mediante el uso de la sugestión… que no es tarea fácil.
THE EYES OF MY MOTHER (Nicolas Pesce, 2016)
Tuve el privilegio de ver esta película –antes de su discreto estreno en salas– en el festival de cine de Sitges y, a los 10 minutos de película, ya tenía la sensación de estar viendo un clásico instantáneo, una película absolutamente insana que se hace valer de los mejores recursos del cine clásico para relatar una poderosa historia de terror rural cuyas imágenes e interpretaciones de los actores no te sacarás de la cabeza.

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