Cada vez hacemos más turismo. Esa es una realidad incuestionable. En 2019 los turistas extranjeros que vinieron a España fueron 83,7 millones de viajeros, según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Con este auge han surgido nuevos conceptos como la turismofobia, la turistificación o la gentrificación. Neologismos que están presentes en muchas conversaciones. No turista (Ed. Barlin), el libro firmado por Alberto Haller y la ilustradora Marta Torres, reflexiona sobre el actual modelo de turismo desde el humor.
El No turista moderno que busca lo diferente, lo auténtico y termina por pisar las huellas de los demás con ínfulas de aventurero. Hablamos con ellos.
¿Alberto, cómo surge la idea de una historia ilustrada que fuera una crítica tan feroz al modelo de turismo actual?
Originariamente la idea surgió de observar las redes sociales de mucha gente, amigos y no tan amigos. Especialmente Instagram. Me hacían gracia ciertas publicaciones en las que se apreciaba un tufillo colonialista, e incluso en ocasiones racista, que me parecía exagerado.
Pero claro, no son cosas abiertas, sino muy sutiles. Que si no te pones ciertas ‘gafas’ especiales no las detectas. Todo comenzó más o menos así.
Te haces una pregunta en el libro que es muy significativa, ¿cómo distinguirse si todo el mundo hace lo mismo?, ¿crees que se ha perdido el turismo en pos del postureo?
En mi opinión, esta es una reflexión más bien de carácter anticapitalista, en el sentido de que eso que denominamos ‘postureo’, en muchas ocasiones no es más que un mero símbolo de estatus. Una manera de diferenciación con respecto a la masa.
Y en eso se basa el capitalismo desde un punto de vista cultural: en el afán de ‘ser más’; ‘diferenciarse’; ‘ser exclusivo’.
“En mi opinión, ‘turismofobia’ es otra manera de criminalizar el malestar ciudadano”
Alberto Haller
Existen nuevos conceptos para definir viejos problemas acrecentados con la facilidad de viajar como turismofobia, turistificación… ¿cómo crees que se puede combatir estos problemas del siglo XXI?
En mi opinión, ‘turismofobia’ es otra manera de criminalizar el malestar ciudadano. Cuando se ha empleado este término en medios de comunicación ha sido con el propósito de desacreditar las quejas de los vecinos de ciertos barrios asediados por las consecuencias del turismo masivo.
Poniendo el foco en ciertas prácticas de estos colectivos en vez de en sus demandas. Sin afán de preguntarse en algún momento si ‘tienen algún tipo de razón’. Como si sus problemas fuesen inventados o ilegítimos. Y ‘turistificación’ es una buena etiqueta para definir el proceso de gentrificación de ciertas zonas urbanas.
Y con respecto al modo de ‘combatir’ estos problemas, sencillo. En realidad, es la única fórmula efectiva que existe para combatir los efectos del mercado salvaje desregulado: los poderes públicos.
Supongo que conoces el concepto de begpackers, viajeros que piden dinero en los países pobres para proseguir su viaje. ¿Es esto una tomadura de pelo, o la simple evolución del aventurero de fotos y vídeos?
Pues no era un concepto que manejase hasta leerlo aquí. He tenido que buscarlo, sinceramente… Y tras hacerlo, ¿qué quieres que te diga? A priori me parece una idea terrible.
Es una evolución, sí. Pero ‘evolución’ no es sinónimo de manera necesaria de ‘mejora’. Eso es un argumento positivista muy anticuado.
“La idea en los álbumes ilustrados que hacemos es precisamente esa: que cada ilustración tenga fuerza por sí misma”
Alberto Haller
Cada ilustración o viñeta, nos pone contra nuestro propio espejo como turista. ¿Elegiste que cada viñeta fuera una historia de humor negro como El Roto o Flavita Banana?
La idea en los álbumes ilustrados que hacemos es precisamente esa: que cada ilustración tenga fuerza por sí misma, y sea omniexplicativa de la idea que se quiere transmitir. Y con respecto a quiénes serían sus primos-hermanos.
A mi me gusta decir en el caso de No turista que utiliza exactamente el mismo mecanismo que Pantomima Full. Autoparodia salvaje que busca meter el dedo en la llaga.
El libro termina con unas frases-reflexiones, de cuñado o de barra de bar. ¿Por qué?
Al principio la idea era hacer un mini texto que explicase con palabras las ideas del libro. Lo de las frases de cuñado se me ocurrió más adelante, recordando estas típicas sentencias que todos decimos alguna vez al volver de viaje. No creo que puedan ser más universales, la verdad.
¿Qué es lo más aberrante que se puede hacer como turista?
Marta, el año pasado publicaste el álbum ilustrado, Hermanos en Siria, junto a Víctor Suárez, ¿cómo fue aquella experiencia?
Fue especial por diversos motivos. Nació como una video entrevista ilustrada (Brothers in Syria) y acabó siendo también un álbum y mi proyecto final de carrera. Además Víctor, el director, conocía al protagonista y a su familia.
Sabíamos cosas de su vida pasada y también del presente, ello nos ayudó mucho a empatizar con la historia y me obligó a procurar ser lo más sensible posible. El corto ha sido nominado en distintos festivales y ganó el premio Divina Pastora.
“Cuando me dijo de qué iba me vine arriba porque era un tema que me interesaba mucho y del que ya me venía informando desde hacía tiempo”
Alberto Haller
¿Cómo llega hasta ti el proyecto de No turista?
Conocí a Alberto un poco por casualidad. Le enseñé el libro de Siria, le gustó mucho y automáticamente me propuso una idea que tenía entre manos. Cuando me dijo de qué iba me vine arriba porque era un tema que me interesaba mucho y del que ya me venía informando desde hacía tiempo.
¿Seguiste algunas directrices en el estilo de dibujo o fuiste libre de utilizar los recursos y el estilo que quisieras?
La única directriz era la de utilizar dos tintas, fue él quien propuso azul y negro. Por lo demás tuve total libertad de decisión tanto estilística como conceptualmente.
¿Hay alguna viñeta que te pareciera especialmente complicada por cómo plasmarla o…?
Lo complicado fue tener que descartar toda la cantidad de formas de viajar que se podían representar. Si te fijas puedes intercambiar las frases de página y seguirán funcionando bien con la ilustración, porque al final es siempre una misma idea la que está detrás.
Luego hay toda una serie de pequeños conceptos que van apareciendo a lo largo del libro en forma de detalles, esto tuvo su complicación porque tenían que pasar casi desapercibidos.
¿Cuáles han sido las herramientas de trabajo, carboncillo, lápices de madera…?
Los dibujos están hechos a lápiz sobre papel, luego escaneo y coloreo digitalmente. El efecto carboncillo lo produje subiendo los niveles de contraste en el ordenador porque quería una línea más sucia y potente.
¿Te has visto reflejada en alguna de las situaciones que plantea el libro a modo de crítica?
Sí, claro. Primero me basé en mi propia experiencia y luego ya fui investigando otros ejemplos. Creer estar haciéndolo diferente es algo que me ha acompañado en casi todos los viajes.
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