La primera vez que leí algo de Ricardo Vílbor fue con el cómic, Objetivo: Hedy Lamarr (Ed. Grafito), un tebeo maravilloso sobre una mujer adelantada a su tiempo en clave de ficción, con una historia de espías muy rocambolesca y entretenida. Ahora regresa junto al ilustrador Max Vento para desde un hecho ocurrido en México, narra una historia valiente y triste.
El viejo y el narco (Ed. Panini) cuenta la historia de un hombre, Alejo García que se enfrentó a los narcos en México que quiere quitarle sus tierras a cambio de sus vidas. Un relato sin florituras, honesto y que te deja con el corazón en un puño. Hablamos con su creador y con su dibujante que en el país azteca se ha erigido en un éxito.
La historia de Alejo Garza la contó en España, o al menos supimos de ella gracia a Pérez-Reverte. ¿Fue idea tuya transformarla en un cómic o partió de la editorial?
La idea de hacer un cómic sobre don Alejo fue mía. El artículo de Pérez-Reverte me descubrió la historia y vi que podría dar para un álbum.
En alguna entrevista has comentado que el proceso de documentación para la historia ha sido complicado por la escasez de información. ¿Con qué información contabas?, ¿has rellenado muchos huecos con ficción?
Me empecé a documentar en serio entre 2015 y 2016. Por aquel entonces pude averiguar que estaba casado, que tenía al menos dos hijas (hoy sé que tuvo siete hijos de dos matrimonios distintos), un hermano (eran cinco, si no recuerdo mal), palabra de honor y un rancho.
Sólo encontré un testimonio de la familia y fue una entrevista telefónica que le hicieron a la hija mayor en un noticiero. Por lo tanto, decidí cambiarle el nombre al personaje, al rancho, a la ciudad, etc., porque no iba a hacer un cómic biográfico. Ni soy historiador ni lo pretendo, yo escribo ficción.
Lo curioso es que yo creí ver, intuí que el verdadero don Alejo no era un loco violento, un ermitaño solitario, sino un hombre con valores sólidos, con un orgullo, una decencia, una honradez y una dignidad a prueba de bombas, y que de esos valores nació la decisión de no claudicar; lo curioso es que acerté de pleno.
Eso lo supe en 2019 gracias a los artículos de Diego Enrique Osorno para el diario Milenio. En ellos, habla sobre su familia, su persona y sus amistades. Así pues, le inventé un pasado, un nombre, una hija, unas nietas, una esposa… todo ello con la intención de capturar la esencia de lo que fue el verdadero don Alejo, pero nunca con la de reproducir fielmente, al pie de la letra, lo que le sucedió.
“Mi único reparo era la familia de don Alejo. No creo que se a fácil ver a tu padre asesinado como protagonista de una obra de ficción”
Ricardo Vilbor
Cuando un autor se enfrenta a una historia real, y que tuvo tanta repercusión en su país original, México, ¿existe más presión, más incerteza a la hora de abordar la historia?
Mi único reparo era la familia de don Alejo. No creo que se a fácil ver a tu padre asesinado como protagonista de una obra de ficción. Otro aspecto que sabía que iba a crear controversia son las expectativas que genera una historia así: muchos esperaban una historia de enaltecimiento del héroe al modo yanqui, de lágrima fácil y barata. En esta historia, lo siento mucho, no se enaltece ni su muerte ni se da profundidad a los narcotraficantes, sino la vida de un pequeño gran hombre.
Leyendo el libro, notas como la opresión y la violencia va creciendo, como si asistiéramos a un western moderno. ¿Cómo enfocaste la narrativa de la obra y la personalidad de los personajes?
Concebí esta historia como un western crepuscular. Mi mayor referente, sin duda, fue Río Bravo. Los narcos en mi historia carecen de toda profundidad salvo en un pequeño momento, y eso lo hago a propósito por varias razones: la primera, que el punto de vista que me interesa es el de la persona que ve que entran siete delincuentes en su casa a atropellar sus derechos y su dignidad.
¿Qué profundidad tienen para esa persona los desalmados que le dan un día para abandonar su vida y su casa? Esos sicarios son la muerte acechante y poco más, ¿o acaso te pondrías a pensar en lo que sienten o les motiva si te sucediera a ti? La segunda razón es porque me niego a revestirlos de épica como en algunas series y películas. No hay nada mágico ni trascendente, nada heroico en lo que les hicieron y les hacen a don Alejo y a otros mexicanos.
En cuanto a la narrativa, la idea era que el cómic fuese breve como un directo al plexo solar, nada de estirar el chicle ni alargar situaciones para dármelas de profundo. Intentamos reproducir la rapidez y agonía con que se vive una pelea, una lucha por la vida, un enfrentamiento físico, un ultimátum.
“La idea era que el cómic fuese breve como un directo al plexo solar, nada de estirar el chicle ni alargar situaciones para dármelas de profundo”
Ricardo Vilbor
El cómic está presente en Francia, España y México, ¿cómo han ido las críticas y las ventas en Francia y México?
En el mercado franco-belga, salvo una o dos, las críticas fueron buenas o muy buenas, pero las ventas no tanto. No sé las causas reales, pero sí sé que la editorial no lo promocionó nada y no hizo sino 5 ó 6 envíos de prensa. Puede que, aun así, muchos otros libros hayan vendido, claro, pero no ha sido nuestro caso.
En España, de fábula en todos los sentidos: vamos por la segunda edición y las críticas han sido muy buenas. En México ha habido una expectación, un hype como no he vivido nunca: publicaciones compartidas 1600 veces con 6000 me gusta, entrevistas en radio y televisión, portada en varios periódicos… Una locura. En cuanto a ventas, de momento no sé nada porque salió la semana pasada (Ndr: esta entrevista tiene varias semanas).
¿Cómo fue el proceso de trabajar con Max Vento, tenías claro el diseño de los personajes, los lugares…?
Trabajar con gente de talento siempre es enriquecedor. Max siempre se ha hecho sus guiones y nos costó un poco ajustarnos, pero, a partir de cierto punto, la cosa fue sobre ruedas. Todos los diseños se decidieron entre los dos. Le pasé una parte de la documentación para que se hiciese una idea y él hizo todo lo demás. Esa parte fue muy sencilla porque todo lo que me enseñaba era excelente.
También charlamos con Max Vento
El cómic es una maravilla que se lee en nada, y se disfruta mucho. ¿Cómo llegas al proyecto y qué te atrajo de él para trabajar en su ilustración?
Primero que todo, ¡gracias por el piropo! Conocí a Ricardo Vílbor en 2012, cuando coincidimos en una antología que publicó Norma sobre la ciudad de Valencia con un montón de autores. Unos años después, en primavera del 2015 me envió un relato en prosa sobre la historia de don Alejo que me gustó mucho. Entonces estaba metido en otras historias pero le dije que sí lo quería dibujar.
Me atrajo la mezcla entre una historia intimista e introspectiva con las secuencias acción. Las descripciones de Ricardo y el material que incluyó en el dossier también tenían mucho atractivo gráfico. Es inspirador dibujar personajes y entornos que están muy alejados de mi vida diaria.
La parte final del cómic tiene un tiroteo de 15 páginas, que tiene un dinamismo maravilloso. ¿Cómo planificas esa escena tan difícil para que la tensión se mantenga en cada viñeta sin caer en la saturación o repetición de esquema?
En mi opinión, lo principal en una secuencia como esta es que no sea confusa para el lector. La geografía debe estar bien clara y has de ser capaz de coordinar cada elemento: los personajes se mueven, los coches están dispuestos de una determinada manera. Todo tiene que tener sentido. Y una vez esto está claro, jugué con la composición: subir y bajar la “cámara”, jugar con las diagonales, con las onomatopeyas etc.
Los rasgos físicos son muy realistas, ¿cuáles fueron tus fuentes de inspiración para los personajes y sus personalidades?
Miré en Internet cómo suelen vestir los narcos y encontré varios “tipos recurrentes”. Así que traté de hacer varios distintos y darle a cada uno su rasgo característico. En cuanto a los demás personajes, Alejo, su hermano, etc, partí alguna foto que luego poco a poco fui modificando, exagerando, cambiando…
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La serie sigue las aventuras y desventuras del aspirante a actor Pablo Díaz-Strasser en su búsqueda del éxito. Por el camino conoce personajes de todo pelaje y se encuentra con situaciones absurdas y dramáticas. La serie termina en Los Ángeles, y deja la cuestión principal más o menos abierta. Aunque tengo más ideas para el personaje, de momento no tengo planeado hacer otro volumen.
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