
Octavio López nos presenta, ¡Está Vivo! La saga mutante de Larry Cohen (Applehead Ediciones), un trabajo que repasa la saga del director norteamericano que más repercusión le ha dado. Con entrevistas en exclusiva al Propio Larry Cohen, Octavio López repasa la saga al completo, incluido remake.
Viviremos junto Octavio López los avatares de la saga, conformada por Está Vivo (1974), Sigue Vivo (1978) y La Isla de los Vivos (1987).
Me ha sorprendido que Larry Cohen te comentara en la entrevista que le hiciste que el título del filme, lo sacó de la película de El Doctor Frankenstein (James Whale, 1931), ¿cómo crees que influyó en el director la obra de Mary Shelley y sus adaptaciones al cine?
Efectivamente, la película de El doctor Frankenstein fue un elemento clave en la génesis de Estoy vivo (1974). No sólo porque como dices emplea la famosa frase que el doctor exclama cuando descubre que ha podido insuflar vida al monstruo, sino en términos más profundos en lo que a la confusión de identidades se refiere.
Frank Davis (John P. Ryan) llegado el momento y después de comprender que es el padre de un bebé mutante y asesino, cita la película de Frankenstein para exponer que en ocasiones las barreras entre creador y creación se diluyen. Como a él mismo le pasó, que confundió al monstruo con el propio Frankenstein —cuando el auténtico monstruo es el científico que lo creó— teme que la sociedad le apunte a él como el verdadero engendro por haber dado a luz a tan dantesca criatura.
Porque en realidad, y es algo que me encanta sacar a colación cuando recomiendo Estoy vivo, pese a que la película parezca tratar —y trate— de un bebé asesino, en realidad versa sobre cómo esa sociedad aísla y destruye a Davis y su entorno familiar.

Es sorprendente el poco presupuesto del filme, ya que comentas que algunas de las escenas la rodaba en su propia casa. ¿Era algo habitual en Cohen utilizar su casa u otros lugares que le prestaran?
Era algo muy común, si. A decir verdad, prácticamente en todas sus películas Cohen utilizó su casa como decorado. En parte por motivos económicos, como bien señalas, pero también como él mismo me dijo por la comodidad que suponía despertarse por la mañana y ya estar en el escenario de rodaje, con todos los implicados llegando a la hora indicada para iniciar el rodaje. Cohen tenía una gran mansión, con techos muy altos, que reacondicionaba un poco según qué escena para que el espectador no se diese cuenta de la utilización del domicilio.
Gracias al éxito de El Padrino de Harlem, Cohen se vio en la disyuntiva de tener que dirigir la segunda parte esta, y seguir con el rodaje de Está vivo a la vez, los siete días de la semana. ¿Cómo fue esto de duro para él y para el resto del equipo?, ¿de qué manera influyó en la dinámica de trabajo y en el plan de rodaje?
Para Larry Cohen, amante del cine y de los rodajes como ningún otro, no supuso gran problema. Se estructuró para rodar una entre semana y otra los fines de semana. Los actores protagonistas no coincidían en las dos producciones, pero en cambio el editor Peter Honess sí.
Cohen me explicó que para Honess sí que fue un poco descalabro editar dos películas de manera simultánea, pero que gracias a que Cohen le asesoraba y le ofrecía indicaciones, se pudo llevar a cabo el trabajo de forma correcta.
Hablas con Richard Woodley, autor de la novelización del filme, que también había trabajado en la novelización de Con Air (SDimon West, 1997) o Volcano (Mick Jackson 1997), entre otras, ¿en qué consistía la novelización de un filme?, ¿crees que esta obra le dio algo más de vida a la historia o no mereció la pena?
A modo de apunte, fue toda una odisea dar con Richard Woodley, tardé dos años en localizarle y poder conseguir la entrevista, que creo quedó muy ilustrativa. La novelización básicamente consistía en adaptar el guion que Larry Cohen había escrito y darle un desarrollo narrativo de esa naturaleza. Personalmente, me gustó mucho, pese a que el propio Woodley me admitió que la historia en sí le parecía un tanto ingenua.
Aportó detalles interesantes, como su explicación al origen de las mutaciones, pero lo más reseñable para mí es la capacidad de Woodley para dibujar las mentes atormentadas de cada uno de los personajes, especialmente la del protagonista John Ryan. Y como otro detalle curioso, siempre me llamó la atención que la novelización de la segunda película, Sigue vivo (It Lives Again, 1978), la escribió James Dixon, el actor que dio vida al teniente Perkins en las tres películas.
“La banda sonora de Estoy vivo, se grabó en Londres, en efecto en la iglesia de St. Giles Cripplegate había un órgano espectacular que podía conseguir esas sonoridades que buscaba tanto el compositor como el director”
Octavio López, autor de ¡Está vivo! La saga mutante de Larry Cohen
El director insistió en que Bernad Herrmann, compositor de la banda sonora de Ciudadano Kane (Orson Welles, 1946), fue el compositor del filme. ¿Qué crees que aportó a la cinta?, ¿cómo fue el proceso de creación y grabación de las pistas?, tengo entendido que se registraron en una iglesia.
Para muchos, la banda sonora de Bernard Herrmann elevó la película a otro nivel. Con sus melodías desgarradoras y tristes, añadió toda una atmósfera de pesadilla oscura y horrorosa. Era muy conocida la personalidad difícil del compositor, pero Larry Cohen conectó muy bien con su personalidad, y de hecho se hicieron muy amigos.
Hasta el punto que las últimas horas de vida de Herrmann, cuando estaba de visita en Los Ángeles, fueron en compañía de Cohen, en una cena que compartieron. Cuando a la mañana siguiente Herrmann fue encontrado en su cama sin vida, Cohen se ocupó de gran parte de los detalles del entierro.
Volviendo a la banda sonora de Estoy vivo, se grabó en Londres, en efecto en la iglesia de St. Giles Cripplegate había un órgano espectacular que podía conseguir esas sonoridades que buscaba tanto el compositor como el director. Fue en pleno invierno, y como atestiguan las fotos y el propio Cohen, hacía un frío del demonio. Pero en cualquier caso, Cohen disfrutó tanto de la experiencia que luego se fue a vivir con toda su familia a la capital británica durante un tiempo.
Es sorprendente la desidia de Warner Bros. para con la película, mientras en Europa era un éxito pasó de puntillas por Estados Unidos, ¿qué sucedió, por qué se tardó tres años en estrenar con más número de copias?
Estoy vivo tuvo la mala fortuna de realizarse en un período tumultuoso para Warner Bros. Cuando se terminó la película, el equipo directivo había cambiado, y los nuevos dirigentes no tenían interés en publicitar proyectos que había aprobado el equipo anterior. Cohen me contó que era “como si saliese de la cocina con un plato en la bandeja que luego nadie había pedido”.
Así que la campaña promocional fue muy escueta, y sólo en unos pocos cines, por lo que la película pasó de puntillas. Pero Cohen —y es una de las cosas que más admiro de él— persiguió su sueño hasta el final. Sabía lo que tenía entre manos, y buscó una nueva manera de distribuir la película. Llegó incluso a contactar con las mismas personas que habían distribuido La matanza de Texas y luego se demostrarían ser miembros de la mafia.
Entonces, tres años después, el equipo de Warner Bros. volvió a cambiar, y entonces consiguió convencerlos de volver a distribuir Estoy vivo, en más cines y con una nueva campaña publicitaria. Y consiguió su propósito, la película llegó al número uno de taquilla y Cohen se hizo millonario.
Apuntas en ¡Está Vivo! La saga mutante de Larry Cohen, que era posible que Cohen se hubiera fijado en el desastre farmacéutico de la Talidomida para construir la premisa de la historia, algo luego corrobora él. ¿Crees que fue una crítica solo a ese episodio o en el filme había más crítica social?
Estoy vivo es una amalgama de críticas a la sociedad. Está el escándalo de la Talidomida, como expones, pero también cómo la prensa se inmiscuye en las vidas de las personas para sacar rédito. Como decía antes, el filme es una denuncia de cómo la sociedad, en todas sus vertientes y pilares, como puede ser la policía, la prensa y la medicina, pueden llegar a alienar a un individuo llegado el momento.
Una de las escenas más icónicas del filme, con Frank huyendo con su hijo en brazos mientras un coche de policía le persigue por los túneles de las alcantarillas, creo que resume de manera ejemplar esa crítica.

Hablas con el directo Josef Rusnak, ¿cómo funcionó el remake que nadie quería hacer y del que Cohen no hablaba muy bien?
Funcionó fatal en todos los sentidos. Aunque admito que una vez Rusnak me explicó los avatares de la realización de la película, ya no miro igual la película, y comprendo un tanto el infierno que tuvo que pasar. Es decir, los productores querían hacer algo más explícito y típico, con el bebé matando a diestro y siniestro, mientras que el director quería hacer algo más íntimo.
Al final, el largometraje quedó como algo inerte. Con todo, me encanta la banda sonora y la fotografía, pero es cierto que el propio Cohen renegaba de él e instaba a que ningún seguidor de la saga lo viese.
“Es una de las filmografías más atípicas y personales del cine fantástico, sin lugar a dudas, y por eso documentales como King Cohen, de Steve Mitchell, son totalmente necesarios para que el público comprenda lo enamorado del cine que estaba el cineasta”
Octavio López, autor de ¡Está vivo! La saga mutante de Larry Cohen
Comentas que Larry Cohen no ha sido tratado como un gran director, que se le ha infravalorado, y eso que había escrito Maniac Cop (William Lustig, 1988), ¿a qué crees que es debido?
Además de un director muy tenaz, lo que más admiro de Cohen era su tesón y su capacidad de generar ideas e inventar ideas. En ese sentido, me reafirmo en que no se le tiene en gran reconocimiento, y su obra está quedando un poco desestimada.
Cohen era un artista muy particular, y en sus películas, aunque uno llegue buscando esa premisa tan llamativa —ya fuese una serpiente voladora o un yogur asesino— siempre era sorprendido por narraciones que huían el tópico y representaban de alguna manera al propio Cohen.
Es una de las filmografías más atípicas y personales del cine fantástico, sin lugar a dudas, y por eso documentales como King Cohen, de Steve Mitchell, son totalmente necesarios para que el público comprenda lo enamorado del cine que estaba el cineasta, y por todo lo que luchó.
Me ha gustado mucho tu historia personal con Larry Cohen, ¿cómo llegas hasta él, cómo fue la entrevista y cuánto duró?
Pues precisamente fue Steve Mitchell quien me condujo hacia él. Había estado buscando durante mucho tiempo la manera de contactar con Cohen, y de hecho me había prometido que si conseguía entrevistarle, escribiría el libro. Así que pensé que el director de un documental sobre el cineasta podría saber cómo enviarle la propuesta. Y así fue.
De igual modo, quería realizar una entrevista extensa sobre las tres películas, y a tal efecto preparé cuarenta preguntas. Tenía un poco de miedo, porque me parecían demasiadas, pero Cohen me aseguró que no había problema. Fijamos la entrevista para un sábado por la tarde, y cuando empezamos a conversar, me di cuenta rápidamente que Cohen era un narrador increíble, y que siempre dotaba sus aportaciones de un cierre cómico que le daba a la conversación una agradable dinámica.
Por mi parte, le conté cuando le había conocido en el festival de Sitges allá por el 2006, y de cómo tiempo después me había comprado el muñeco de la película. Marioneta que él mismo supervisó, me dijo. Fue un sueño hecho realidad, una charla de más de una hora con un cineasta sin igual. No sabéis lo que significa para mí que se haya podido publicar el resultado de aquello en formato de libro.
De hecho, cuando hice la entrevista con Cohen, ni siquiera sabía cómo lo publicaría. Ni siquiera tenía editorial. Por fortuna, luego llegaron Frank Muñoz y Pedro José Tena de Applehead Team, y se pudo materializar.
“Las películas de Cohen está necesitadas de un mejor reconocimiento”
Octavio López, autor de ¡Está vivo! La saga mutante de Larry Cohen
Me ha parecido muy interesante el capítulo que le dedicas a otros engendros, me ha sorprendido que Cohen no conociera películas como ¿Quién puede matar a un niño? (Chicho Ibáñez Serrador, 1976), Baby Blood (Alain Robak, 1990) o Cromosoma 3 (David Cronenberg, 1979). ¿Qué película crees que recoge mejor el testigo de Está Vivo?
Pues creo que la mejor recoge la esencia de la saga es G.E.N (The Unborn, 1991). De hecho, hay muchas conexiones con la trilogía de Cohen, si bien el filme de G.E.N. en algunos momentos se vuelve una comedia involuntaria por lo exageradas de sus situaciones. Con todo, las tres que has citado son las que me parecen más sólidas y disfrutables de esa filmografía de engendros malnacidos, tan sugerente como escabrosa.
Hubo la posibilidad de una cuarta entrega, ¿crees que algún día se realizará?
No creo, por desgracia como comentaba las películas de Cohen está necesitadas de un mejor reconocimiento, y cada año que pasa lo veo más difícil. Además, Cohen era tan singular, que no creo que una cuarta entrega hiciera justicia a su manera de enfocar el cine y los personajes.
Ojalá la hubiera podido llevar a cabo el propio Cohen. Como era habitual en él, tenía varias ideas suculentas, recogidas en el libro, que me hubiera flipado ver materializadas en un largometraje.
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