.polar publican su tercer disco, se pasan al castellano y pero siguen con esa profundidad, rabia y nostalgia que los sitúa como una de las bandas más prometedoras del panorama nacional. Un Espinar es un compendio de nueve canciones que evocan todo tipo de sentimiento con un muro sonoro de emocore con toques de hardcore que os estallará la cabeza. Los podremos ver en directo dentro del Punk Rock Fraternity junto a No Regrets, Shibuya y Mantequilla Voladora en el Loco Club de València el 14 de octubre. Hablamos sobre la actualidad de la banda junto al bajista, Carlos Hendricks.
Siento ser tan poco original, pero uno de los elementos más destacados Un Espinar ha sido el cambio de idioma ¿Cuáles son los motivos para que hayáis decidido cantar en castellano?
Al final el castellano es nuestro idioma natal. Éste era un álbum en el que la sinceridad y la crudeza eran esenciales y contarlo en un idioma en el que no hablamos todos los días, como es el inglés en este caso, no nos parecía la opción más ideal. Escribir en una lengua extranjera que no domina el grueso de tu público te da ciertas libertades, sobre todo para poder esconderte entre las letras y mucho de lo que quieres decir se pierde en la traducción. Buscábamos todo lo contrario: sacar las palabras que Alberto llevaba dentro sin edulcorar, tal cual las sentía él, en nuestra lengua.
El título es muy enigmático pero a la vez muy interpretable, ¿Por qué Un Espinar?
Un espinar tiene 9 canciones, y cada una es una espina. El álbum en sí es una recopilación de esas espinas que llevamos cada uno y las sufrimos a nuestra manera. También es una referencia a El Espinar, un municipio de Segovia, que es de gran importancia para el contexto del disco.
¡Menuda bocanada de aire fresco, Bóreas! ¿cómo ha sido el proceso de creación de los temas que personalmente me parecen más directos?
Por lo general, podemos decir que Alberto es el director artístico, y las canciones nacen a partir de un riff, una idea, una rueda de acordes o incluso un sentimiento que nos pase por Whatsapp o nos enseñe en el local, y a partir de ahí cada uno vamos desarrollando nuestras partes simultáneamente a base de tocarla muchas veces mal, hasta que finalmente nos ponemos de acuerdo con una estructura con sentido y nace finalmente la canción.
He leído que el álbum se grabó en una semana y media, me parece muy intenso y eso se transmite en la musicalidad del elepé ¿Por qué solo una semana y media, tan cerrados estaban los temas cuando llegasteis al estudio?
Sí. Obviamente hubo retoques finales en el proceso de grabación, pero las canciones estaban más bien terminadas y listas para grabar. Realmente, este periodo intensivo de grabación fue debido a que los cuatro vivimos en Madrid, y quedarnos más días en Cal Pau era inviable para nuestros horarios y rutinas mundanas.
Tragaluz ha sido el sencillo, ¡menudo pepino!, quizás la más directa, ¿Por qué optáis por este tema tan crudo para presentar vuestro tercer álbum?
En contraste con lo que he dicho antes, esta canción es de las pocas que escribió Alberto al completo, y es la que dio vida al concepto de Un espinar. Es la columna vertebral del disco y la que más tiempo lleva compuesta, así que hubo cero dudas en hacer de ella el single principal.
Se os ha catalogado como emo postharcore, creo que está en lo cierto, ¿vosotros como lo veis?
Tenemos guitarras que hacen ruido y una batería que lo hace más aún y si eso significa que hacemos emo post-hxc que así sea. Nunca hemos definido oficialmente cuál es nuestra etiqueta técnica y real, pero bien es cierto que si muchos de los grupos que escuchamos todos los días y del que sacamos nuestras principales influencias llevan esa etiqueta, supongo que no estaría desencaminado definirnos a nosotros con la misma.
He leído que consideráis que vuestro primer disco en esta segunda vida, después de vuestra primera disolución, fue el Ep A lighthouse That Wants To Be de 2020. ¿Cómo fueron los inicios del grupo? Y ¿qué pasó con aquel disco, Remenbering A Dreamless Night?
Álvaro y Alberto son el núcleo principal del grupo, empezando a tocar juntos desde hace casi una década. Empezaron a componer las primeras canciones del Remembering bajo el nombre de All That’s Left, y cuando se metieron a grabar el disco oficialmente, ya había nacido .polar, con los integrantes de aquella época. Después de unos años, un EP, varias llegadas y partidas de integrantes, y una pandemia de por medio, llegamos Dani y yo (Carlos) para terminar de definir la alineación de la banda. Ahí es cuando empezamos a terminar de componer y grabar Un espinar.
La tristeza profunda de dos temas seguidos como Desolvidar y Elipses, me ha sorprendido y removido, hacía tiempo que unas canciones no lo conseguían. ¿Os movéis bien en el terreno musical y de letras que meten el dedo en las emociones más tristes?
Podemos definirnos como llorones expertos con altas capacidades para transmitir emociones tristes.
¿Por qué os habéis ido a Girona para grabar con Borja Pérez en Cal Cau? ¿qué os atraía de él?
Borja es una persona que teníamos fichada desde hace un tiempo y veíamos su nombre en los créditos de muchos de los grupos que más nos gustan del panorama nacional. Por otra parte, la experiencia de grabar en Cal Pau era algo que nos motivaba mucho. 10 días metidos en una masía en mitad de la zona rural catalana, levantándonos a las 9 de la mañana para desayunar mongetes y vino rosado para empezar la sesión del día de 11 de la mañana hasta que nos aguantase el cuerpo. Al final hemos congeniado con Borja de manera brutal y somos muy buenos amigos. Él es uno más del grupo a día de hoy y para siempre, creo yo.
Me ha encantado la portada de Rodrigo Almanegra, ¿le distéis la idea o él os presentaba bocetos?
El estilo de Rodrigo es uno que nos cuadra mucho y casaba mucho con el concepto del disco. La casa en llamas era una imagen que teníamos clara desde hace mucho tiempo y él la supo plasmar exactamente como la teníamos imaginada.