
Proyecto Power (PROJECT POWER) es una producción Netflix de 2020, dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman (pareja responsable, entre otras, de la tercera y cuarta entregas de Paranormal Activity, o el piloto de The Watcher), y que mezcla algo de cine de ciencia-ficción, y una pizca de superhéroes, con una porción de policiaco ochentero, en un coctel entretenido, pero no perdurable en nuestras mentes, o sea lo que podríamos denominar un “ver y olvidar”.
Paso a repasar entonces la ya mencionada, y habitual mezcla de ingredientes de esta cinta:
Ciencia-ficción: Tenemos una nueva droga en las calles de Nueva Orleans, unas cápsulas que puede matar a quién las toma o proporcionarle durante un tiempo limitado poderes excepcionales.
Superhéroes: En el caso de que las cápsulas no resulten mortales y otorguen “superpoderes”, estos variaran según la persona que las ingiera, lo que dará lugar a espectaculares luchas/peleas entre personajes con diferentes habilidades.
Policiaco: Tenemos a tres personajes implicados de alguna manera con esta droga, cuyas historias acabaran confluyendo, y que cada uno, a su manera, trataran de luchar contra la mafia que controla la droga.
Por lo tanto, por un lado, está al personaje de Jamie Foxx, un tipo misterioso que por alguna razón, en principio desconocida, pero que sé ira revelando a medida que avance la trama, anda buscando al “capo” de la mafia que mueve la droga.
Por otro, el de Joseph Gordon-Levitt, un honrado policía que investiga sobre la droga, y que para equilibrar la balanza con los delincuentes que la consumen, también se toma sus pequeñas dosis en caso de necesitarla, o sea cuando se enfrenta a criminales que la han tomado, y que se ve frenado en su lucha por la habitual burocracia y el reglamento.
Y el tercer lado del triángulo, una adolescente (Dominique Fishback), aficionada al rap, que se dedica a traficar con las cápsulas para conseguir el dinero que necesita para pagar los medicamentos que su madre enferma necesita.
Este último personaje será el que sirva de nexo de unión entre los tres, primero por separado, ya que, por un lado, ella es la que proporciona al personaje de Gordon-Levitt las cápsulas que consume; y por otro, el de Foxx, al ser ella una traficante, la secuestrará para utilizarla con el fin de llegar hasta los “mandamases” de la trama. Y más tarde unidos cuando… (Nada de spoilers, y creo que ya he dejado caer alguno).

Acción desenfrenada; tráfico de drogas, acompañado de algo de temática social (joven “de barrio” que se ve obligada a traficar para ganarse la vida); personas con superpoderes; toques de “buddy movie” con pareja de caracteres contrapuestos (policía honrado que intenta marcar la diferencia, y misterioso personaje que anda tras la pista de los “malos”).
Que da pie a la habitual dosis de “compañeros a la fuerza” del “policiaco ochentero”, son algunos de los elementos manejados con irregular eficacia (algo ya tópico en las producciones Netflix) en esta cinta.
¿En qué se traduce todo esto? En que nos encontramos ante la típica cinta “para pasar el rato”, y sus responsables afortunadamente lo saben y no tratan de engañarnos con falsas reflexiones y cargas de profundidad dramática, y su objetivo básico, entretener, lo logra, ya que la cinta sin bien no deslumbra entretener lo hace sin problemas.
Parafraseando una parte de mi reseña de otra cinta de Netflix con Jamie Foxx, Turno de día, que le viene como un guante a la presente película: “… la cinta es una “chorradita”, pero de esas que sirven para pasar hora y media distraída y sin complicaciones, y a pesar de algunas pegas como esos inevitables tópicos que maneja, o lo simplón de algunos momentos, también tiene sus buenas aportaciones…”
¿Cuáles son esas aportaciones positivas? Dinámicas escenas de acción (peleas, persecuciones), efectivas y bien coreografiadas; algunos buenos diálogos; y, especialmente, un trío protagonista carismático, de esos que consiguen salvar algunos momentos (esas escenas sobre la afición al rap de la protagonista, por ejemplo)
Que en otras manos darían pie al absurdo, y cuya relación está bastante bien trabajada, con sus enfrentamientos y contradicciones al principio y su acercamiento progresivo; y algún que otro efectivo secundario entre los que destaca Courtney B. Vance, como el jefe de Gordon-Levitt.
Las pegas: que a la historia de las drogas y sus posibles repercusiones/utilidades apenas se le saca partido, y le faltan un malvado de entidad o interesante; lo que provoca que como ya he comentado con anterioridad, la cinta se quede en un simple entretenimiento para una tarde/noche sin ninguna opción mejor.
En definitiva, y para no repetirme más, una cinta que funciona a la perfección para ver una tarde/noche ociosa, que te distraerá mientras la ves, pero que no pasara a ninguna lista de “pelis” para recordar.