Vicente Garrido (criminólogo) y Virgilio Latorre (abogado) publican un libro, El Monstruo y el Asesino en Serie, que trata de vincular las grandes novelas góticas como Drácula, Frankenstein o El Retrato de Dorian Grey. Hablar con Vicente Garrido es fascinante, y ahora tendréis la oportunidad de comprobarlo.
El Monstruo y el Asesino en Series tiene una parte didáctica pero también hace un extenso repaso, una sinopsis amplia, de las novelas de la cual están hablando los autores. Algo que sirve tanto a la gente que ha leído la novela, como a los que desconocen su contenido. “El libro tiene resúmenes o sinopsis muy elaboradas de las diferentes novelas, en concreto de las seis novelas que se estudian con detenimiento, aparte de las películas”.
Esa extensa elaboración de las sinopsis tenía un doble propósito muy hábil por parte de los autores. “El propósito era doble. En primer lugar, aunque son historias que todo el mundo conoce, porque, como explicamos en el libro, es un análisis de una serie de arquetipos o de mitos que ya forman parte de lo que es la cultura e imaginario popular de lo que es el siglo XX y el siglo XXI, mucha gente realmente no ha leído las novelas”
Es indudable que las novelas que han elegido los autores tienen un enorme interés, más allá del literario, pero también el narrativo es importante. Los libros están escritos para entretener. “Nosotros queríamos, por una parte, que el lector supiera el contenido de la novela real, la historia. Había que hacerlo más explícito. Y luego también, la segunda razón, es para animar a la gente a que se ponga a leerlo”
“Aunque sepas la trama, yo creo que eso también podría estimular a que la gente dijera, bueno, voy a leerla. Voy a leerla porque lo que he leído me interesa y entonces para mí ahora tiene interés. Y esa es la idea por la que hemos extendido la sinopsis. Además, es que los libros son muy interesantes. Es decir, que tú lees la sinopsis y te interesa leer lo que pone ahí”
Vayamos a la génesis del proyecto, cómo nace el proyecto.
“Yo hace ya muchos años que había de alguna manera visto esa conexión. Yo me dedico a la criminología hace 40 años ya. Entonces, yo siempre había tenido muy presente la conexión que luego en el libro planteo y queda clara, entre la aparición de Jack El Destripador y todo este desarrollo gótico de lo que es la novela de misterio o de crimen. Entonces, yo tenía muy claro que Jekyll y Hyde, hace muchos años, casi coincidiendo en el tiempo con Jack El Destripador, y eso a mí siempre me había llamado la atención”, señala el autor.
“Al mismo tiempo, ya simplemente de una manera quizá no del todo consciente, pero vas viendo cómo hay referencias en la biografía y en las entrevistas de los asesinos, sobre todo los seriales, aunque no hay muchas, pero en los últimos años han aparecido más. Pero muchos de ellos hacen referencias a conceptos que están incluidos dentro de estas novelas góticas que hemos examinado. Por ejemplo, la idea de que han tenido una infancia muy desgraciada, que se han sentido humillados, que se han sentido muy abandonados, que es la idea fundamental, o una de las ideas fundamentales que aparece en Frankenstein o el moderno Prometeo. La idea de que el ser se vuelve despiadado, y se convierte en un asesino serial, porque su creador la abandona”
“Ha habido investigadores muy cualificados que han mantenido la tesis de que en la mayoría de las ocasiones el asesino en serie surge por un grave proceso de abandono, de negligencia, o de abuso en la infancia”
Vicente Garrido
Garrido nos da algunas claves de las situaciones recurrentes en la mayoría de asesinos en serie. “En algunos casos es verdad, en otras habría que discutirlo, pero eso aparece en el discurso de muchos asesinos en serie, y también ha habido investigadores muy cualificados que han mantenido la tesis de que en la mayoría de las ocasiones el asesino en serie surge por un grave proceso de abandono, de negligencia, o de abuso en la infancia”, dice.
No es el único rasgo que podemos encontrar en algunos asesinos en serie. “Otros asesinos, por ejemplo, se han identificado como vampiros, o como gente sedienta de matar. Entonces, por ejemplo, Chikatilo, en alguna de sus declaraciones, dice que no podía dejar de matar, que tenía una ansia. Claro, eso rápidamente se recuerda a Drácula. O sea, durante el tiempo parecía evidente que en la propia explicación, en el propio discurso de los asesinos en serie, ellos introducían referencias que de alguna manera remitían a estas historias míticas o arquetípicas de la modernidad, que aparecieron en está en este desarrollo gótico del siglo XIX”, apunta.
La idea principal del libro es tan potente que te hace pensar en una conexión entre escritores. “Entonces, digamos que no de una manera del todo consciente, llegó un momento donde yo me pregunté, no será en realidad que estos escritores, de una manera intuitiva, sin proponérselo, ellos se conocían unos a otros, ellos se leían, y ellos leían también los resultados de la investigación. Entonces, ¿no será que, de alguna manera, estos escritores crearon en su imaginación una serie de cualidades o atributos a través de una serie de personajes que luego el propio desarrollo científico vino a demostrar que era característico de este tipo de asesinos o del concepto de psicopatía? Y esta es un poco la hipótesis…”
La importancia del relato oral
“El ser humano es un ser narrativo, nosotros creamos nuestra identidad generando un relato, que es el relato de nuestra vida y en el cual nosotros somos los protagonistas principales. La forma de entender el mundo es una forma narrativa. Simplemente tú tienes que pensar que cuando ves a alguien al cual no has visto durante mucho tiempo y quieres saber cosas le preguntas, bueno, ¿qué has hecho? Cuéntame. ¿Qué ha sido de tu vida? Básicamente lo que le estás pidiendo es, oye, cuéntame el relato de este año o de los años que sea que no lo has visto. O sea, si te das cuenta, tu pregunta ya es una pregunta de una historia”, comenta Garrido.
“El ser humano es un ser narrativo, nosotros creamos nuestra identidad generando un relato, que es el relato de nuestra vida y en el cual nosotros somos los protagonistas principales. La forma de entender el mundo es una forma narrativa”
Vicente Garrido
“Entonces, eso forma parte de nuestra realidad psicológica”, dice Garrido, que continúa explicando la evolución a partir del relato oral. “El ser humano desde que convive primero como grupos nómadas y luego ya asentados, cuando sobre todo se crea la agricultura en los últimos 10.000 o 12.000 años, tiene necesidad de comprender el mundo y al mismo tiempo tiene la necesidad de transmitir los conocimientos a las nuevas generaciones. Y la forma en que se lleva a cabo esto, la comprensión del mundo y la educación, o el traspaso de las habilidades y la tecnología que hay en ese momento se acompaña de relatos o de historias”
“De tal manera que la tradición oral tú sabes que ha sido muy importante en todos aquellos pueblos antes del desarrollo de la escritura, o en aquellos pueblos que pasaron mucho tiempo sin haberla desarrollado, porque la tradición oral mantenía los mitos, mantenía los ideales, mantenía la señal de identidad de las tribus, como en el caso de las tribus indias de Estados Unidos”, explica profusamente.
La charla con Vicente Garrido es de lo más interesante que he tenido en muchos años. Hablar con él es prácticamente una clase magistral. En El Monstruo y el Asesino en Serie Garrido y Latorre también explican los inicios de la clasificación y estudio de la psicopatía. Analizan el trabajo el psiquiatra Hervey Cleckey, que es el primero que aportar una definición, y del psicólogo Robert Hare, que añadió, gracias a su trabajo de campo en una cárcel, más síntomas a los ya escritos por Cleckey.
“Vamos a ver hay que situar en el contexto a estos dos autores Cleckley es un hombre que ya está hecho y derecho en los años 40, es decir, es una persona que no sé la edad que podría tener ahí en los años 40, tendría pues a lo mejor 40 año entonces, y él es un psiquiatra. Él no trabaja en cárceles, él no trabaja con delincuentes, lo que sí que ocurre es que en aquellos años, digamos que hospitales generales y normales tenían alas para personas que podían haber cometido hechos delictivos menores y que los tribunales consideraban que no necesitaban castigo, sino tratamiento psiquiátrico”
“Lo que se encuentra – prosigue Garrido – en el Hospital donde trabaja, es con gente de clase media o profesional, que no tienen problemas de pobreza, marginalidad, drogas. Él no tiene la necesidad de estudiar qué relación tiene esta gente con el crimen, estas personas en su mayoría no son peligrosas, son gente que han robado, han estafado, han dilapidado herencias, formulan promesas que no pueden mantener, actos más inmorales que gravemente delictivos. Él desarrolla una teoría de la psicopatía, que está fenomenal, porque por vez primera reconoce los síntomas esenciales. Pero no los vincula con el crimen, sino con una vida errática, irresponsable, de una vida fuera de la moral, y fuera de una vida productiva desde el punto de vista social y profesional”, aclara.
Luego llegó el psicólogo Robert Hare. “Empieza su investigación en los años 70, es psicólogo de un cárcel, él trabaja en el sistema penitenciario de Canadá, en Vancouver. Está muy interesado en la psicopatía, y lee a Cleckey pero se da cuenta de que lo que plantea Cleckey, aun siendo fundamentalmente cierto que desde el punto de vista de los síntomas, no cumbre los comportamientos que el ve en la cárcel, porque él ve asesinatos, secuestros, violaciones”
“Lo que él hace es respetar la mayoría de los criterios de Cleckey, pero le añade unos nuevos síntomas, que están relacionados con el tipo de sujetos que él trataba. Cleckey trataba con gente de clase media y profesional, que presentaban una delincuencia ocasional, y poco violenta. Hare trabaja en una cárcel donde tiene lo peor, él dice: la psicopatía que yo veo aquí tiene una capacidad de destrucción mucho más grande, y es cuando crea otros síntomas que Hervey no había vistos; por ejemplo: criminalidad versátil, muchos tipos de delitos o delincuencia juvenil previa, o violación de la libertad condicional, que son una serie de criterios muy propios de la gente que viven en la cultura de delictiva”
Dos novelas que pueden describir los dos tipos de psicópatas que existen
“Por eso en el ensayo decimos que hay dos novelas que representan muy bien estos dos perfiles del psicópata, por una parte la figura de Tom Ripley (Ndr: escrito por la escritora, Patricia Highsmith), que no es nadie que venga del mundo del crimen, aunque es un chaval que ha crecido en momentos difíciles, no ha vivido en la marginación, aunque es verdad que sus padres murieron y le atendió su tía que no fue muy cariñosa, pero no ha sido un pandillero, no ha tenido problema con las drogas, simplemente se encuentra en su primera edad adulta y se ve viviendo con lo justo”
“Sin embargo coges la novela de Jim Thompson y te encuentras con un ser depravado, sádico, que disfruta matando. Por eso en el libro decimos, el modelo del psicópata de Cleckey es Tom Ripley, que es un tío amoral, que es violento si tiene que serlo, pero que no encuentra satisfacción en serlo; sin embargo, el psicópata de Robert Hare está en la novela de Jim Thompson, El asesino dentro de mí, porque es alguien que disfruta matando, es un sádico, y responde más al tipo de sujeto al que estaba investigando Hare, que era un psicólogo de cárceles enormemente violentos. Hay que entender cómo estos dos investigadores crearon, entre los dos, la figura actual del psicópata, pero cada uno añadiendo los elementos que creía que eran importantes para su trabajo”, remata el criminólogo.