Bárbara Rey está siendo estos días muy mencionada en los medios por sus encuentros con el Rey Emérito y los audios donde salen hablando de sus intimidades. Vista la vorágine de información nos apetecía acercarnos a la faceta cinematográfica de la murciana. Bárbara Rey es una actriz que participó como secundaria o protagonista en filmes como El Buque Maldito (Amando de Ossorio, 1973), Carne Apaleada (Javier Aguirre, 1977) o la que nos ocupa hoy, por su importancia histórica en el cine español al presentar por primera vez una relación lésbica explícita.
Es verdad que en el cine de terror ya se había visto pero se trataba dentro del vampirismo, no es una relación seria de amor y sexo entre dos mujeres. Me Siento Extraña (Enrique Martí Maqueda, 1977) se ha convertido en los últimos años en una cinta de culto por tratar el tema de forma abierta.
En plena transición española se iba a estrenar una película, que al igual que La Trastienda (Jorge Grau, 1975) que contenía el primer desnudo integral del cine español protagonizado por María José Cantudo, iba a ser seminal, un punto de inflexión. En Me Siento Extraña podíamos ver por primera vez una relación lésbica en nuestra cinematografía. Hasta ahora se habían visto en las salas relaciones lésbicas entre vampiras en el cine de terror patrio; pero nunca se había profundizado en una relación amorosa y con personas reales, y no personajes de ficción.
El 1 de diciembre de 1977 se publicaba en el BOE el Real Decreto por el que se suprimía la censura cinematográfica, por fin nos podíamos desligar de ese atenazante cinturón de castidad que imponía la dictadura. Bárbara Rey tenía experiencia en el cine erótico, a sus espaldas tenía una dilatada carrera de al menos 25 películas; sin embargo, Rocío Dúrcal provenía de un tipo de cine de corte más familiar y comedia, por ejemplo, La Chica del Trébol (Sergio Grieco, 1964) o Canción de Juventud (Luís Lucía, 1962)
Quizás decidió cambiar de registro como también hiciera Marisol pasando de su etapa juvenil a una adulta con excelsos directores de cine. La Corrupción de Chris Miller (Juan Antonio Bardem, 1973) o la que para casi todo el mundo es mejor obra, Los días del Pasado (Mario Camus, 1977) fueron parte de esa tercera etapa en su filmografía. Volviendo a Me Siento Extraña la historia es bastante sencilla, y podría decirse que el filme no es una obra maestra, sino que parece estar casi improvisada. Su importancia no radica tanto en su valor argumental, del que tiene poco, sino en la exposición de una realidad como el machismo o las relaciones lésbicas
Rocío Dúrcal, que venía de rodar un tipo de cine menos sexual, no estuvo cómoda con el estreno de Me Siento Extraña; de hecho, esa fue su última película. Luego se marchó a México donde jalonaría una carrera musical realmente exitosa. Dúrcal ni siquiera acudió al estreno y más tarde renegó de la cinta constantemente. Algo que no hizo Bárbara Rey, a la que su trabajo en el filme no le supuso nada negativo para su carrera, sino todo lo contrario.
La vedette comentaba al respecto de esto en la serie documental, La Vida Bárbara, “(Rocío Dúrcal) siempre renegó (de la película), incluso dijo que esa secuencia no estaba en el guion. Y la película, si no había esa secuencia, no había película. Se comentó mucho que Rocío estaba muy descuidada y que a mí se me había cuidado mucho más, cuando todos sabemos que Enrique y yo la cosa no era muy… o sea, no”. Enrique Martí Maqueda había trabajado en Palmarés, un programa de televisión los fines de semanas con Bárbara Rey, ella contaba que el director la acosaba en dicho programa.
En el filme también se hace una crítica a la masculinidad patriarcal de la época; por un lado estaban los trabajadores, donde se evidencia esa homofobia y machismo violento de forma clara, representados como auténticos cromañones, y luego vemos a los empresarios, que también muestran un machismo más sibilino, más sutil.
Mientras que Dúrcal se marchó a México, Bárbara Rey se quedó en España, volvió a interpretar un papel lésbico en Carne Apaleada, una cinta cruda, brutal y cargada de violencia junto a Esperanza Roy, también trabajó en El Periscopio (José Ramón Larranz, 1979), donde también interpretaba a una mujer lesbiana. Aunque Me Siento Extraña fue maltratada por la crítica, su polémica y contar con el morbo de la escena sexual entre dos de las mujeres más famosas del país, hicieron que prácticamente un millón de personas fueran al cine a verla. Hoy en día es una película de culto y su trascendencia social y cinematográfica es incuestionable.