València volvía a ser el epicentro de la actividad musical por una noche; pero no una noche cualquiera, sino la noche que New Model Army pasaban por la Sala El Loco festejando sus cuarenta años, se dice pronto, de existencia.
No era la primera vez que aterrizaban en la ciudad, ya lo hicieron en 1987 en la extinta, y muy añorada sala Pachá Valencia Auditorium, un jueves de octubre. El combo liderado, monitorizado y encarnado en Justin Sullivan, traían tras de sí un reguero de fans incondicionales, no adscritos a ningún género, motivados únicamente por aquellos sonidos after punks, que en un momento dado, les hizo vibrar.
Los de Bradford pisaban las tablas bajo los auspicios de Los conciertos del VisorFest, que el 23 de mayo volverán a València con The Church en Sala Moon. El VisorFest este año se celebra los días 18 y 19 de septiembre, y contarás con grupos de la talla de The Sister of mercy, Morcheeba o Mudhoney, entre otros.
NMA son una banda de culto, no porque haya alcanzado los primeros puestos de las listas, o porque tengan decenas de hits, sino porque su música ha superado todas estas cosas, y ha penetrado en el recuerdo de la gente. València estaba deseosa de este concierto, muchos de los presentes volvían al pasado con sus canciones.
La sala El Loco hervía a mi entrada, el ambiente prefallero y entusiasta contaminaba el aire. De fondo sonaba ya el grupo, y la figura mesiánica de Justin Sullivan con la guitarra eléctrica en las manos sobrecogía. No traían elepé nuevo, su último trabajo, From here (2019) es una bomba de relojería, pero aquí, esta noche, iban a caer todos los clásicos de los ingleses.
Sonaba contundente, Believe it, del álbum, The love of hopeless Causes (1993) cuando mis ojos se posaron en el combo. Para acto seguido cambiar de siglo con Island de Carnival (2005). El concierto era una fiesta, camisetas de The Mission con el The first Chapter (1987) poblaban la sala.
Born Feral, Over the wire y Winter, fueron las siguientes en caer sobre nuestros oídos. De su último plástico rescataron, Where I am, para regresar a los 90 de la mano de Purity (Impurity, 1990). Justin hacía bromas sobre el coronavirus y el Brexit, el vocalista siempre se ha mostrado contrario al mismo.
Nos acercábamos al final; el sudor se veía desparramarse por la cara del vocalista y entre el público. La sala se había convertido en un infierno. Green & grey, Fate y la totémica, Here comes the War, cerraban la fiesta por el momento.
El grupo salió del escenario, todavía nos quedaban canciones transformadas en himnos por escuchar. Temas que iban a reventar la sala y nos dejarían exhaustos.
Llegó el momento de los bises, Vagabonds (Thunder and consolation, 1989) iba a ser la primera que descargarían, aunque sin el archiconocido violín. La gente enloqueció cantando, “we are old, we are Young, we are in this together vagabonds and children, prisioners forever”.
Poison Street (The Ghost of Cain, 1986) Stupid questions y para cerrar entre aplausos de una audiencia entregada y emocionada, I love the world, estas dos últimas del Thunder and consolation.
La velada nos pudo terminar mejor, con las sonrisas del público, con la sensación de haber vivido una noche histórica para la ciudad, con esos cuarenta años de New Moder Army, parte de los cuales han contagiado tanta pasión.
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